Carta a una mujer embarazada

Ha llegado el momento, a veces parece que no es verdad, a pesar de que estás sintiendo esos cambios en tu cuerpo, en tu mente, parece una locura, magia… algo irreal que seas capaz de crear vida.



Disfruta esa sensación de milagro de la vida, re conéctate con tu naturaleza femenina, abrázate a ti misma y conoce tu nueva faceta como próxima mamá.

Esta será la primera vez que seas mamá y no habrá vuelta atrás. Abraza tu pancita pequeña, no tengas prisa porque crezca. Sé que ya quieres verla para saber que sí está ahí tu bebé. 

No desesperes por que te patee, después pedirás que no lo haga por unos minutos. Date cuenta que todo en la vida es con calma, y también tu embarazo. Disfrútalo, pasito a pasito, semana a semana.

Cuando lleguen los ascos no sufras mucho. Sí, son horribles, sientes que tu esófago quema de tanto vomitar y pareces esclava de las galletas saladas al despertar o de no poder abrir el refrigerador por el asco… será por poquito tiempo, ya verás.

Cuando comiences a notar más cambios en tu cuerpo, recíbelos con una sonrisa. Durarán muy poco aunque parezcan eternos. Sé que los momentos de ir cada 10 minutos al baño son terribles o tener que estarte cuidando de que no te apachurren la panza, pero date cuenta que a cada paso que das tu bebé te acompaña desde el más profundo de tu ser, amándote, escuchándote, queriéndote y estando en la más plena paz.

Escribe, escribe mucho. Escribe cómo te sientes, lo que has vivido y pensado. Lo que has planeado y lo que no saldrá como pensabas. Querrás leerlo después y probablemente tu hijo también.

Pídele a tu pareja o a quien esté cerca de ti que te tome muchas fotos. Muchísimas. Las disfrutarás después.

Mientras más avancen las semanas, prepárate para el parto, pero no solo de manera científica como lo hiciste. Prepárate de manera emocional, no solo nacerá tu hijo, nacerás como madre.

Sana las heridas que tengas que sanar. Acepta lo que tengas que aceptar. Llora lo que tengas que llorar. Abraza lo que tengas que abrazar y suelta lo que tengas que soltar. Tu naturaleza de mujer es sabia, pero tu mente es poderosa y ella podrá controlar muchas cosas. 

Aprende cómo es el proceso fisiológico del parto, pero también aprende que tú puedes decidir o cambiar el proceso, con tu mente, con tu cuerpo, con tus temores o preocupaciones.  

El parto no es solo parir a tu bebé, es encontrarte con la persona más profunda que está en ti, con tus mayores temores, miedos, tristezas… Es estar desnuda física y emocionalmente, es viajar a lo más profundo de tu mente y del universo para ir por tu bebé. Apóyate de ti misma para hacer ese viaje más placentero.

No te preocupes tanto, disfruta más.

Es un momento único uno que nunca volverá, nacerá tu bebé y todo será diferente. Tendrás menos tiempo para lo que antes tenías, tendrás nuevas y únicas preocupaciones, desarrollaras la intuición maternal de la que mucho se habla, tendrás dudas y preguntas siempre… pero también tendrás muchísima felicidad.

Acepta el parto que tengas como el perfecto para ti y tu bebé. Abrázalo y disfrútalo.

Después date cuenta que esos nueve meses que veías tan lejanos ya pasaron y de nuevo te darás cuenta que ya hay una tú embarazada del pasado… La vida es muy corta cuando la vemos hacia atrás, así que disfruta el presente y vívelo al máximo.

Tu embarazo será una de las etapas más hermosas que vivas, abraza tu pancita, abraza a tu bebé. Abraza a tu esposo y manténganse los tres unidos así… hasta la eternidad.

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