Todo lo que debes saber de la Anestesia epidural durante el parto

La epidural proporciona alivio constante en la parte inferior del cuerpo y a la vez permite que te mantengas completamente consciente. Este tipo de anestesia disminuye sensaciones pero no las bloquea por completo.

La medicación se administra a través de un catéter, un tubo muy delgado, flexible y hueco, que se inserta en el espacio epidural, que está justo afuera de la membrana que rodea la espina dorsal y el fluido espinal. La epidural es el método más usado para aliviar el dolor durante el parto.

Preparación de la inyección: Te colocas de costado sobre la cama, en posición fetal, o te sientas en el borde de la cama, mientras el anestesista te limpia la espalda, inyecta el área con anestesia local e introduce la aguja con mucho cuidado en la parte baja de la espalda (puede parecer doloroso, pero para la mayoría de las mujeres, no lo es).

Colocación del catéter: El anestesista pasa el catéter a través de la aguja, retira la aguja y sujeta el catéter con cinta. En este momento te puedes recostar sin que esto desacomode el catéter, y la medicina pueda administrarse por el catéter a medida que se necesite.

Dosis de prueba, dosis completa y monitorización: Primero te administrarán una "dosis de prueba" de la medicación para asegurarse de que la epidural se ha colocado correctamente y, si no hay problemas, te suministrarán la dosis completa.

Se monitoreará constantemente el ritmo cardiaco del bebé y te tomarán la presión cada cinco minutos durante un rato, para asegurarse de que la anestesia no esté causando efectos adversos.

La epidural es un calmante muy efectivo que puede utilizarse durante todo el parto.
El anestesista puede controlar los efectos regulando el tipo, la cantidad y la intensidad de la medicación.

 Esto es importante porque a medida que progresa el parto y el bebé desciende por el canal del parto, la dosis que te administraron podría perder efecto, o de pronto, podrías sufrir dolor en otra área.

Como el efecto de la medicación es local, estarás despierta y alerta durante el parto y el alumbramiento. Y, al no sentir dolor, podrás descansar si lo deseas (¡o incluso dormir!) mientras el cuello del útero se dilata. Como resultado, tal vez tengas más energía cuando llegue el momento de pujar.

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